Opositores en el exilio denuncian la negativa de Pekín a una apertura política
Qing Pan, un pequeño empresario chino que reside en Sydney, grita en mandarín "¡Viva la China democrática!" frente a miles de tibetanos en Tsuglagkhang, el templo del Dalai Lama en la localidad india de Dharamsala. Tras escuchar la traducción, los tibetanos responden "¡Viva!" con cierta confusión, acostumbrados a otro tipo de proclamas.
Una treintena de miembros de la Federación China Democrática (FCD) se sumaron este año por primera vez a la celebración de los cincuenta años de la revuelta tibetana fallida contra el Ejército chino que condujo al Dalai Lama al exilio.
"La comunidad internacional cree de forma ingenua que el desarrollo económico y de la clase media traerá la democracia a China, y no puede ser más falso", señala Chin Jin, vicepresidente de la Federación.
Una autonomía improbable
"Tampoco será posible una autonomía significativa para el Tíbet. Hu Jintao fue elegido como líder por Deng Xiaoping por haber reprimido fuertemente a los tibetanos tres meses antes de las manifestaciones en Tiananmen en 1989, cuando gobernaba la región en aquella época", continúa Chin.
La FCD nació en París en 1989 tras la masacre de la plaza de Tiananmen y, aunque llegó a reunir a 3.000 miembros en Australia, el país con mayor peso, después de que Canberra les concediese la nacionalidad australiana en 1993, el número se redujo a tan sólo una treintena.
Los miembros de la organización demócrata se han reunido en Dharamsala con representantes del exilio tibetano. Mientras que los chinos eran todos cincuentones, los representantes tibetanos destacaban por su juventud. "Estamos muy preocupados porque no sabemos a quién le pasaremos el testigo de nuestra lucha", afirmó Chin.
A su paso por Canberra, la antorcha olímpica reunió a unos cientos de manifestantes que denunciaron la represión de las autoridades chinas en Lhasa; los que apoyaron al Gobierno chino se contaban por decenas de miles. "El Gobierno chino está jugando su última carta del nacionalismo, pero no le va a durar siempre", reivindica Chin.
"La sociedad tibetana vive bajo la amenaza de las armas"
El monje tibetano no sabe si algún día podrá volver a casa: ha sido incluido en la lista negra de Pekín por participar en las revueltas tibetanas
El monje tibetano Tenpa Darjee cruzó ilegalmente la frontera entre China e India en el año 2000 para hacer una breve visita a Dharamsala y conocer en persona al Dalai Lama, el líder espiritual tibetano que vive exiliado allí. Nueve años después, Darjee ha vuelto a cruzar la frontera, sin saber si algún día podrá volver a casa: ha sido incluido en la lista negra de Pekín por participar en las revueltas tibetanas de hace un año.
Con una enorme chapa del Dalai Lama prendida en su túnica granate y el pelo entrecano a pesar de su juventud, Darjee relata su último año en China y la huida a India tras haber pasado un mes encarcelado y sometido a torturas.
¿Qué fue lo que desencadenó las protestas de Lhasa, hace un año?
"Los tibetanos no gozan de las libertades básicas y tienen miedo"
El 14 de marzo, a mediodía, estallaron las protestas entre los monjes del templo de Ramoche porque la Policía intentó cerrarlo y más tarde se extendieron a otras partes de Lhasa. Miles de personas gritaban "¡Libertad para Tíbet. Larga vida al Dalai Lama!" La Policía y el Ejército chinos tomaron las calles con tanques, camiones y fusiles. Logramos volver a casa de mi amigo, pero nos arrestaron cuatro días después y permanecí 34 encarcelado.
¿Fue torturado en prisión?
Sí. Los primeros 18 días los pasé en la prisión Drapchi de Lhasa. Allí nos colocaban la cabeza en una silla y nos golpeaban la espalda un día tras otro con una enorme barra de hierro envuelta en plástico. Pensaba que los órganos se me iban a salir por la boca. Nada más llegar a la cárcel, estuve 170 horas sin comer ni dormir.
La represión posterior a la revuelta tibetana ha sido muy dura. ¿Se arrepiente?
Durante las protestas, dejé de sentir miedo. Por fin nos sentimos seguros, ya que hicimos todo lo que era posible por nuestro país en aquel momento. Nunca nos arrepentimos, a pesar de que sabíamos que la situación iba a empeorar.
"Pekín debe tratar de definir qué es china"
Se trataba de la segunda ocasión en la que fue encarcelado en China, ¿qué motivo su primera detención?
En el año 2000, ya atravesé el Himalaya y llegué a Dharamsala para conocer en persona al Dalai Lama. En el camino de vuelta a China, ese mismo año, llevaba conmigo varios libros sobre él y me descubrieron. Después de tres semanas de interrogatorios y palizas, me condenaron a cinco años de prisión. Después de salir de la cárcel, la Policía preguntaba muy a menudo por mí en mi monasterio de la prefectura de Aba (en la provincia china de Sichuán), así que pensé en huir de nuevo. Cuando estaba intentándolo, estallaron las protestas del 14 de marzo y me sumé a ellas.
¿Coincide con las palabras expresadas recientemente por el Dalai Lama en las que describe la vida de los tibetanos en el Tíbet como un infierno?
Su Santidad el Dalai Lama tiene razón. La sociedad tibetana no disfruta de las libertades más básicas. Los tibetanos pasan miedo en todas partes, en el valle y en las ciudades. Es muy triste, ya que la gente vive bajo la amenaza de las armas. Desde la revuelta del año pasado, se ha incrementado muchísimo la presencia militar en las zonas tibetanas.
"En la cárcel, nos golpearon un día tras otro con una barra de hierro"
¿Está a favor de la independencia de Tíbet o de "la vía intermedia" defendida por el Dalai?
Como monje, me siento más inclinado por la vía intermedia, ya que puede crear más confianza para todos.
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1 comentario:
Amigo gracias por estar por el blog y me gustan tus temas,son un poco los mios los otros dias trate el tema de las mujeres asesinadas por lesvianas o por adulteras y en unos dias saco una nota sobre el tibet, te dejo un gran abrazo de luz y seguimos en contacto,helen.
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